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Estudios sobre periodismo en México: despegue e institucionalización

Estudios sobre periodismo en México: despegue e institucionalizaciónMiradas de la academia al quehacer de la prensa

Intitulada Estudios sobre periodismo en México: despegue e institucionalizacion, esta obra de 245 páginas fue coordinada por la académica María Elena Hernández Ramírez y reune ocho investigaciones realizadas por profesores y estudiantes de posgrado Maestría en Comunicación del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

Es un trabajo colectivo que busca ir más allá del estado del arte en el quehacer periodístico y que presenta características de meta-investigación (investigación sobre investigación) con el uso de herramientas metodológicas tomadas de las Ciencias Sociales, señala en el prólogo el director del Catálogo de Documentación en Ciencias de la Comunicación (CC-DOC), Raúl Fuentes Navarro.

Los contenidos de esta obra revierten la tendencia, seguida hasta ahora, de aislar los procesos del periodismo de sus contextos socioculturales y, por el contrario, a través de la meta-investigación se contextualiza a nivel regional hasta el nacional y global, tanto en lo histórico como en lo coyuntural, precisa el prologuista.

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Fuentes Navarro recalca que en México el periodismo ha sido un área escasamente estudiada por la academia, a diferencia de lo que ocurre en otros países, y lo atribuye a que las relaciones de ésta con los medios «son siempre difíciles y precarias en todas partes».

El «despegue» de la investigación periodística como campo específico en México se da entre 1995 y 2005, señala María Elena Hernández-Ramírez, quien atribuye este atraso a «la falta de consolidación de una tradición de investigación, de marcos teóricos y de métodos» y, en suma, al desinterés de los investigadores mexicanos.

Por otra parte y como una consecuencia natural de la ola de criminalidad de la década pasada, los «temas de indagación recurrentes» fueron el tratamiento de la violencia en los medios y la propia violencia dirigida hacia los periodistas, señala Hernández-Ramírez.

Para esta académica resulta significativo que de los 1,281 Cuerpos Académicos (CA) reconocidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el Área Sociales y Administrativas, sólo cuatro incluyan el término «periodismo» en su nombre o en sus líneas de investigación. Éstos se encuentran en la Universidad Autónoma de Nuevo León (dos), en la Universidad Veracruzana y en la propia UDG.

El poco interés generado por el tema en la comunidad académica en México, ha tenido como consecuencia lógica una escasa producción editorial con predominancia de compilaciones y memorias que reportan avances de trabajos diversos, con el fin más que nada de «satisfacer el imperativo de publicar«, señala agudamente Hernández- Ramírez.

Aún sin existir una comunidad científica dedicada al tema, ni un registro nacional exhaustivo de la producción científica en el campo de la comunicación en el país, Hernández-Ramírez señala la importancia del Catálogo de Documentación en Ciencias de la Comunicación (CC-DOC), del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, que asimismo recupera los informes anuales Quid, del Observatorio de Medios del ITESO.

De esta base en línea que es alimentada por los propios autores y grupos académicos interesados, Hernández-Ramírez  identifica 172 capítulos, tesis y libros de acceso libre, y el capítulo incluye una tabla con la bibliografía completa, en la que se incluyen los autores, temática y técnica o método utilizados.

 

Otras investigaciones

De los restantes siete trabajos, dos fueron desarrollados por académicos que en un tiempo laboraron como reporteros en periódicos, y al menos en un caso su estadía allí le brindó las circunstancias propicias para su trabajo de investigación.

Los medios incluidos en los análisis son cuatro de los considerados «referentes nacionales» como Reforma, El Universal y La Jornada, y otros de los mercados regionales de Guadalajara (El Informador, El Occidental, Siglo 21, Público, Ocho Columnas, El Sol de Guadalara, entre otros), Tijuana (El Mexicano y Frontera) y Querétaro (no se indican nombres).

En los marcos teóricos fueron utilizados, según las necesidades de cada investigación: el modelo SCOT o Social Construction of Technology (Construcción Social de la Tecnología); Análisis Crítico del Discurso (ACD), de Teun A. Van Dijk con la Teoría del Framing (encuadre) de Robert Entman como metodología complementaria, y la Teoría de la Estructuración de Giddens, entre otros.

Los métodos: observación participante; observación no participante; entrevista semiestructurada; revisión de archivos histórico, consultas hemerográficas, solicitudes de información pública vía Transparencia, entre otras.

A continuación, las líneas generales de cada trabajo:

1. El periódico digital y sus usos sociales: un estudio cualitativo sobre la construcción social del medio

En esta investigación de maestría, Betsabee Fortanell Trejo parte del planteamiento de que un periódico digital no sólo se conforma en las redacciones y sus áreas administrativas, sino que «su construcción depende del lector», y que es precisamente en este proceso cuando el medio de comunicación «adquiere sentido al brindar al usuario elementos para socializar en su vida cotidiana».

A partir de sus elementos constitutivos (tecnología, conocimiento e información) el diario digital es rodeado de mitos y utopías que le atribuyen ser un factor desencadenante en el devenir de las sociedades a partir de un periodismo más democrático, abierto y plural, señala la autora, quien hace notar que, no obstante, aún prevalecen «estructuras clásicas en la forma de trabajar y de entender la profesión (periodística)».

El periódico digital no es ruptura con el pasado del periodismo, ya que no se cancela la continuidad del modelo clásico (lo que, además, no implica la desaparición del medio impreso, por su arraigo en la tradición). Lo que esta investigación observó fue el proceso de co-construcción con el usuario y que se inserta en la vida cotidiana del lector a través del vínculo con el dispositivo tecnológico.

Además de convivir con otros medios de comunicación cotidianamente, la investigación determinó que lo significativo para el usuario no es la posibilidad de acceder a cualquier diario en Internet, en forma gratuita e inmediata, sino que su objetivo es  «conocer información de temas cercanos, esto es hacerse de recursos informativos para entender su contexto». Esto es que el periódico digital tiene un uso socializador.

 

2. Las secciones de cultura en la prensa de Guadalajara: el caso de los diarios Milenio y El Informador

En su trabajo, Cecilia Yasmín Fernández Haro parte de la premisa de que el periodismo cultural está en crisis, no obstante la ampliación de la infraestructura y la oferta cultural (en Guadalajara, en este caso) lo cual -recalca- hace pertinente una investigación al ser «un área de especialización que requiere atención por parte de la academia«.

Esta crisis del periodismo cultural, señala Fernández Haro, «está determinada por un desprecio hacia los temas culturales por parte de los dueños de los diarios» que se refleja en bajos presupuestos, aunque también hace extensiva la responsabilidad a los propios periodistas (por la falta de especialización) y a la audiencia (por no demandar calidad en los contenidos).

La prensa no es el medio que vincule a la sociedad con los artistas y sus actividades; al contrario, «exhibe descuido, cuando no franco desprecio, hacia tales temas», señala la autora, quien señala como hipótesis de trabajo que «la creación y difusión de contenidos culturales permanecen condicionadas por las estructuras económicas de las empresas mediáticas, las políticas editoriales, los esquemas de trabajo y por el mismo concepto de cultura (de la cual hay cientos de definiciones).

Este trabajo se centró en la figura del editor como ejecutor de la política editorial. Con base en los casos de estudio, la investigación determinó que las secciones de cultura permanecen «castigadas», esto es con poco espacio (y mermando), y con número mínimo de reporteros (o ninguno), con lo cual las coberturas son escasas y la fusión de contenidos (con espectáculos,sociedad, vida, etc.) como tendencia actual.

 

3. Encuadres periodísticos sobre la violencia vinculada al narcotráfico en Tijuana: casos de estudio El Mexicano y Frontera (2008-2012)

El autor, Milthon Minor Montes, quien fue reportero en medios impresos y digitales en Mexicali (la capital de Baja California), basa su investigación en el periodismo tijuanense para resaltar la relevancia de los mensajes periodísticos «y qué realidad fue interpretada para ellos».

En el periodo de septiembre de 2008 a julio de 2011, cuando ocurrió la escalada de violencia en la urbe fronteriza, el investigador analizó titulares, antetítulos, sumarios y leads (entrada) de las noticias de portada de los medios (de corte generalista ambos) como elementos de «encuadre» (framing) de la noticia.

Se tomó en cuenta exclusivamente la portada, «al ser la primera imagen que despierta el interés de los lectores, a través de las noticias» y asimismo por sus elementos (titulares, cintillos, etc.), que «en un todo integran el mensaje», explicó el autor.

Los hallazgos que reportó Minor Montes es la prevalencia casi absoluta del encuadre episódico de la noticia (en detrimento del encuadre temático, en el cual se requiere contextualizar).

«Aunque diversos entre sí -concluye el autor- ambos medios tienen una postura acrítica del fenómeno de la violencia, con encuadres principalmente de tipo moral y de conflicto entre los diversos actores participantes», con el uso de lugares comunes y falta de profundidad.

 

4. Los marcos del discurso periodístico sobre la migración cubana en el contexto de la Reforma Migratoria de Cuba, en los diarios mexicanos: La Jornada, El Universal y Reforma.

Las autoras Yarimis Méndez Pupo y Gabriel Gómez Rodríguez consideraron el tema como «hecho significativo en el discurso informativo» de tres periódicos en México, contando como punto de partida con «lógicas mediáticas distintas a las cubanas» ya que «en Cuba la prensa responde al control estatal de un único partido (el Partido Comunista)».

El objeto de estudio fue la cobertura y seguimiento de la Ley de Reforma Migratoria que, en el marco de un proceso de reformas socioeconómicas,  derogó las restricciones a las entradas y salidas del país para los cubanos y sus estancias internacionales (limitadas a un máximo de once meses), abriendo la posibilidad de viajar libremente a territorio extranjero y retornar.

La metodología empleada por estas investigadoras entiende el discurso (en este caso el periodístico) como una construcción social (con texto y contexto como unidades indisolubles). El análisis de nueve meses de publicaciones, fue de titulares, sumarios y leads de un total de 28 notas, así como 17 fotografías.

«Se trata de diarios de referencia nacional, significativos y visibles en México, de gran peso social  y político en las esferas públicas, y desde posturas editoriales diversas se analizó agudamente lo que cada uno enfatizó», explicaron las investigadoras.

Las conclusiones de las investigadores es que en los tres abordajes fue central el contraste gobierno-ciudadanos, con La Jornada (de corte de izquierda) priorizando la postura oficial cubana, y El Universal (de centro) y Reforma (sin definición explícita, pero que se asume de derecha) con discursos más críticos hacia el régimen comunista y apelando a voces opositoras al régimen cubano.

 

5. Una mirada a las rutinas no convencionales de producción periodística en México.

En su investigación académica, Salvador de León Vázquez aborda el tema de los medios alternativos o independientes en la era digital que, en su opinión, buscan «reivindicar la función social del periodismo como vigilante del entorno para denunciar los abusos».

En un contexto global en el cual «las decisiones sobre las noticias son principalmente gobernadas por tarifas de lucro», según Voltmer citado por De León, estos medios emergentes tienen «criterios gobernados por el civismo antes que por el mercado».

La clasificación del nivel de noticiabilidad de los acontecimientos que emplea este investigador es la siguiente: hard news / soft news / what-a-story, que se corresponden  a: política y economía / «de interés humano» o «de color» / escándalos, catástrofes o conflictos.

En la lógica de las hard news -privilegiada por la prensa corporativa o mainstream-, prevalece la «afinidad burocrática» entre los medios y el Estado, y ello constituye el paradigma del trabajo periodístico tradicional: «En lugar de producir información nueva, lo cual es sumamente costoso, los periodistas se acercan a quienes la producen de manera programada, sistemática, verídica y en cantidades suficientes para los requerimientos de la organización periodística: las instituciones del Estado», se explica en el ensayo.

Los medios emergentes significan una ruptura con este periodismo oficialista prevaleciente en México desde la segunda mitad del siglo XX, y ello implica que adopten agendas y valores noticiosos radicalmente distintos (inclusive abandonando la objetividad en favor de la subjetividad), pero a costa de ser frágiles financieramente al ser automarginarse de las prácticas de cooptación con el gasto de publicidad oficial (y teniendo que buscar otras opciones como la solidaridad internacional vía convocatorias).

Esta investigación analizó 157 noticias, reportajes, entrevistas, etc., de 15 medios periodísticos digitales independientes, así como entrevistas con tres periodistas freelancers y dos fundadores de portales, y la conclusión a la que llegó el autor es que «otros periodismos son posibles«.

 

6. Interpretaciones de los periodistas: la dualidad de estructura del periodismo y la hermenéutica doble como metodología.

Es el segundo caso de investigador académico con antecedentes de haber formado parte de una redacción (Mural, durante 12 años). Sus técnicas empleados fueron la observación participantes y la entrevista semiestructurada, para determinar el desempeño de los periodistas respecto a convicciones y obligaciones respecto a cómo se maneja su medio, esto es el gusto o disgusto por las condiciones organizacionales.

Se parte de la premisa de que hay sólo dos posturas para el periodista: 1) las políticas internas y las normas no escritas de su medio son perfectamente aceptables y permanecen en su empresa por muchos años, o 2) el tener que ajustarse a reglas que consideran injustas o anti-éticas los lleva a ejercer una resistencia abierta o velada contra sus jefes inmediatos, o, incluso, a la renuncia al puesto.

El trabajo permite conocer condiciones inusuales en el periodismo mexicano. Por ejemplo, que el manual de estilo de un medio, además de lo usual (no aceptar regalos ni pago de comidas, etc.), impone código de vestimenta formal (dress code), además de una prohibición insólita: no entablar relación de ningún tipo con reporteros de otro medio (con el fin evidente de prevenir posibles fugas de información).

El trabajo concluye señalando que «los retos para obtener datos empíricos en realidades muy complicadas como la creciente tendencia a la mercantilización de la información; la precariedad salarial; la falta de actualización tecnológica; el hermetismo de las empresas de medios para permitir la indagación de sus procesos o la violencia sistemática contra los periodistas».

 

7. Los periódicos de Guadalajara entre 1991 y 2011: el ocaso de la prensa industrial.

El vacío académico en relación a la historia de la prensa es abordado por Juan S. Larrosa-Fuentes, quien de entrada advierte que no se trata de un trabajo historiográfico, sino de «la reconstrucción de algunas de las condicionantes histórico-estructurales de esta industria cultural» en la capital de Jalisco.

«La historia de los periódicos en Guadalajara también aporta al entendimiento de los sistemas de comunicación y el periodismo en el nivel nacional», explica el autor.

Este trabajo de investigación evidencia cómo la industria local (prensa escrita) fue afectada por seis coyunturas: tres crisis económicas (1994, 2002 y 2008), pero destacadamente las explosiones en el Sector Reforma (22 de abril 1992); la alternancia política (en 1995, el PRI pierde la gubernatura ante el PAN) y, por último la expansión de grupos periodísticos de Monterrey a Guadalajara (Reforma y Milenio, en lo que fue conocida como la «guerra de los cabritos«).

Este panorama es lo que generó lo que Larrosa Fuentes denomina «el ocaso de la prensa industrial y la transición hacia un modelo postindustrial», en el cual el ciclo productivo cambió, y con la llegada de Internet resulta inevitable que los medios entren a un ritmo de producción sin principio ni fin 24/7.

La investigación realizada por Larrosa, para la cual requirió de extenso trabajo hemerográfico entre una batería de estrategias, es un repaso del sistema de comunicación tapatío que fue «poblado» por diarios como El Informador, El Occidental, El Sol de Guadalajara, Ocho Columnas, El Diario de Guadalajara, Siglo 21, Público, Mural, La Jornada Jalisco, entre otros.

En general – agrega el académico- este sistema ha sido dominado por El Informador, un diario que nació a principios del siglo XX y que ha sabido sobrevivir a los cambios políticos, económicos, sociales y culturales de distintas épocas, y que siendo poco crítico de los poderes públicos (más bien ha sido un «megáfono del gobierno«) ha marcado la pauta en el mercado de la información de Guadalajara.

Caso especial el del diario Siglo 21 que conjuntamente con las explosiones en el Sector Reforma, en la visión de Larrosa «forman una coyuntura muy importante en la historia de la prensa tapatía».

El autor explica que con la cobertura de corte oficialista por parte los medios locales (a excepción de Siglo 21) ante la catástrofe, quedó en evidencia el control informativo del gobierno estatal, «que premiaba la lealtad de reporteros y empresarios con sueldos, prebendas y recompensas», y que esto marcó el «inicio del colapso» de un sistema de comunicación política que había operado de esta manera por al menos medio siglo (y que, contradictoriamente, sería reactivado por gobiernos panistas en los primeros años del Siglo XXI).

La lectura permite conocer algunos hechos interesantes o curiosos. Por ejemplo, que el narrador Juan José Arreola fue jefe de circulación en los inicios de El Occidental posteriormente adquirido por la Cadena García Valseca (hoy Organización Editorial Mexicana).

 

En conclusión, una obra de consulta obligada para estudiosos e investigadores del tema, pero su contenido es algo denso para el lector común.

 

Escribe
Bárbara Vázquez
Activa en el periodismo desde 1984
Administra el blog Muyjuarense.com | Frontera cultura
Twitter: @bvazquez4

Acerca del autor

El Centro de Formación en Periodismo Digital (CFPD) es una entidad académica del Sistema de Universidad Virtual (SUV), de la Universidad de Guadalajara (UDG), la segunda institución educativa de carácter público más importante de México.